Cultura escolar y subjetividad: a propósito
de los jóvenes en nuestro país
Al transcurrir el tiempo, las escuelas se
han quedado sin jóvenes y ellos sin lugares en donde estudiar, ellos enfrentan
problemas complejos en torno a la educación, no existe ningún ajuste pedagógico
que se adapte a las necesidades que en esta época la sociedad requiere, a los
docentes nos toca comprometernos con educar bien a los jóvenes y motivarlos
para seguir adelante con el propósito de que terminen sus estudios. Uno de los
principales problemas que enfrentan es la complejidad de los cambios tecnológicos
y culturales que se observan en la vida cotidiana, los cuales afectan a los
jóvenes con problemas personales, laborales, culturales y escolares.
El mecanismo
de las instituciones en su inicio trataba a los jóvenes como robots que
aprendían las enseñanzas de una manera mecánica sin necesidad de entrar en
detalles, emociones o sentimientos, simplemente darles los conocimientos en
forma impositiva; ellos solo los preparaban con ciertos contenidos que eran
reproducidos a través de la memorización y retención de información, lo cual
dificultaba aplicar los conocimientos adquiridos en la escuela en situaciones
cotidianas y laborales específicas. Los alumnos tenían más deberes y
responsabilidades que derechos y capacidades. Los reglamentos y dispositivos
disciplinarios de los establecimientos escolares constituían una objetivación
del poder que tenían los adultos sobre las nuevas generaciones.
Hoy en día la
escuela como constructora de la subjetividad de los alumnos, sostiene Silvia
Schelemenson (2000: 85), desde las primeras etapas de la vida infantil y
después como sujetos juveniles, permite la construcción de una realidad
distinta y distante de la vida familiar; en su interior, la escuela instruye
normas, reglas, rutinas escolares, contratos académicos y curriculares que
permite la socialización y la coparticipación de manera igualitaria entre sus
padres, y que llevan al joven a la construcción de su subjetividad como parte
de su diferenciación anímica a través de los vínculos que en la escuela se
establecen y generan. Trabajar con adolescentes requiere una nueva
profesionalidad que es preciso definir y construir.
La escuela en
sí, es como la familia, la sociedad y la cultura, la que apoya la formación de
la subjetividad en los jóvenes, a demás de ser un lugar distinto y fuera de lo
familiar, que da lugar también a la formación de la identidad, la cual se va
puliendo a lo largo de la vida personal. La institución escolar es la que
genera la mediación cultural entre la socialización primaria que recibe en la
familia y el ingreso a la sociedad cuya demanda y deseo en los jóvenes se
centra en el reconocimiento personal y social. Los jóvenes luchan por ello en
la etapa de la pubertad, la adolescencia y la juventud, a través de un proceso
de individualización-diferenciación, lo que les ocasiona ansiedad y temor al
tratar de relacionarse con los demás jóvenes.
Un buen
alumno, en la cultura escolar, es un alumno capaz de adaptarse a enseñanzas y
habilidades que la institución escolar exige. Durante el periodo que los jóvenes
cursan el bachillerato aprenden a ser alumnos y asumen las normas sociales que
de ello nacen, con lo cual configuran su subjetividad y su identidad.
El alumno
cuando entra a la escuela llega con un conjunto de conocimientos adquiridos
anteriormente como parte de su cultura personal y en la escuela desarrolla
otras habilidades para afrontar las situaciones que vive cotidianamente, esto
constituye la formación de su subjetividad. Este cambio se expresa en el cuerpo
como una subjetividad que informa sobre la profundidad de las experiencias
vividas, de su erotismo, del ejercicio de su sexualidad; esas experiencias,
sentires y maneras de ser constituyen su subjetividad, que no es estable, ya
que a esta edad, el joven oscila entre el conocimiento y el reconocimiento.
El tratamiento
institucional de este enigma subjetivo es la relación con el conocimiento
objetivo, y las normas sociales, su meta. Tramita ambas cuestiones de dos modos
diversos, a partir de conocimientos disciplinares, distribución de experiencias
culturales, sociabilización de distintos saberes, diseña formas
organizacionales, recuerda mitos e instituye otros e institucionaliza la
relación con ley estructurarte de lo social (Frigeiro, 2001: 109).
Se utiliza el
término “juventud” para dar cuenta del cambio de la vida del adolescente al
adulto, determinado por la formación de una nueva identidad y, por lo tanto,
subjetividad. La juventud es una etapa en el ciclo de la vida que vive
problemáticas específicas, como el inicio a la educación, al empleo, al
ejercicio de la sexualidad, a la participación política y al reconocimiento
social, con diversas experiencias culturales, y por lo tanto con demandas y
problemas propios.
Otras maneras
de la subjetividad de los jóvenes tienen que ver con el desánimo y el abandono,
de ahí el incremento de los suicidios, las depresiones, los trastornos de la
conducta alimenticia, y los metrosexuales; el incremento de conductas mentales
enfermizas, la adicción a las bebidas alcohólicas y a las drogas, así como los
juegos electrónicos.
Además de
estos problemas el alumno se enfrenta problemas con el nivel medio superior de
nuestro país en relación con la calidad de los procesos de formación. Por eso
la Secretaria de Educación Pública, junto con el Consejo Nacional de Autoridad
Educativas, convocan a las instituciones de educación media superior a
participar en la reforma integral de este nivel educativo. Y el propósito
principal es la creación de un Sistema Nacional de Bachillerato que mejore la
calidad, la equidad, la pertinencia y la cobertura. Además que disminuya el
rezago y la deserción escolar a través de integrar un currículo por
competencias genéricas, disciplinares y profesionales
expresadas en once competencias específicas que definen el perfil del egresado
de la educación media superior y que constituyen los ejes transversales del
sistema nacional de bachillerato.
La sociedad del conocimiento ha
traído como consecuencia, distractores y confusiones que limitan ponerle
atención a temas relevantes, como ecología, los valores, distribución
equitativa de riqueza, la educación para todos y el mismo sentido que debe
tomar la humanidad. Muchas son las teorías, enfoques o perspectivas que emergen
cotidianamente de las diferentes disciplinas, tratando de explicar en la sociedad
de la información, los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad.
Por tanto, el concepto de
cultura tan socorrido adquiere relevancia, pero desde una visión que supera las
connotaciones anteriores al pensarla, como aquello que se cultiva para desarrollo
del hombre en su sentido más general. Una cultura compleja permite una
organización compleja, pero también viceversa. La apropiación o reiteración de
las experiencias y vivencias de otros es lo que permite entender su punto de
vista, sus propuestas y el sentido de sus acciones; elementos indispensables
para coordinar acciones colectivas.
De tal manera que la cultura es
expresión individual y colectiva en las organizaciones, como lo son las
educativas, es en este espacio donde la educación para todos, como premisa
mundial, se vuelve un tema central de los distintos países, y las
organizaciones educativas se convierten en protagonistas y la comunidad
educativa en actores como resultado de interrelaciones sociales cotidianas en
condiciones materiales, sociales y espirituales que dominan un espacio y un
tiempo, manifestándose a través de significados, valores, sentimientos, pautas
de conducta, leguaje, rituales, costumbres, objetos, tanto materiales como
simbólicos que rodean la vida individual y colectiva de las organizaciones
educativas.
La sociedad del conocimiento
demanda que los centros educativos desarrollen nuevas capacidades y
competencias en sus alumnos, es decir que sean creadores. Dicha demanda
requiere, a su vez, una reconceptualización del currículo, de la pedagogía, la
evaluación, la gestión institucional y por supuesto de la misma
profesionalización de los que ofrecen el servicio. A esta suerte de
transformación de la educación deben responder las instituciones educativas, de
los diferentes niveles educativos.
Lo anterior permite identificar
y dimensionar realmente el problema que existe, a partir de las necesidades
documentadas en los últimos años, definidas éstas como discrepancias entre una
situación actual, que va de la escuela de hoy, a otra necesaria denominada
escuela deseada.
La Juventud que no miramos. Los jóvenes excluidos en el siglo
XXI
Como suele suceder con otros ámbitos, el tema
de la “juventud” debería interesar, más allá de análisis teóricos, despertando
inquietudes que informaran acerca de las actividades que desde las
instituciones se llevan a cabo en beneficio de los jóvenes. Sin
embargo, cuando las hay, los medios no alientan su difusión (como así tampoco
de la educación); no son sus "favoritas".
La juventud se caracteriza
por ser una etapa de la vida del ser humano entre la niñez y la fase adulta. En
ella, se experimentan una gama de cambios físicos, psicológicos y sociales que
determinan su comportamiento en el mundo social. Es por ello que también se le
conoce como la etapa de duelo, pues es aquí donde mueren todas las características
de niño para ser un joven con identidad e independencia.
La crisis permanente en la que vivimos -si en el Tercer Mundo, los jóvenes viven prisioneros de la pobreza; si en el Primer Mundo, atiborrados de distractores y vicios que los hace sumamente vulnerables- no alienta muchas esperanzas respecto de lo que habrán de lograr en un futuro que pinta distinto y para el cual será menester asumir que el conocimiento será el eje de sus vidas.
La crisis permanente en la que vivimos -si en el Tercer Mundo, los jóvenes viven prisioneros de la pobreza; si en el Primer Mundo, atiborrados de distractores y vicios que los hace sumamente vulnerables- no alienta muchas esperanzas respecto de lo que habrán de lograr en un futuro que pinta distinto y para el cual será menester asumir que el conocimiento será el eje de sus vidas.
Así la juventud, se remite
a un contexto de dos clases, los que pueden asistir despreocupadamente a la
escuela porque tienen ventajas a favor que les permite incorporase a los
centros de estudios, dado que son apoyados por sus familias y donde solo tienen
que dedicarse a estudiar, puesto que es su única responsabilidad y por otro
lado; los jóvenes adolescentes de clases medias o bajas, los cuales se ven en
la necesidad de abandonar las clases debido a que no cuentan con los recursos
económicos para poder continuar con su educación.
Aunado a esto, tienen la necesidad de trabajar en las calles para apoyar
a sus familias que son numerosas y donde posiblemente se enfrentan a problemas
de alcoholismo por parte de uno de los padres, lo cual limita la posibilidad de
estudiar pues no se percibe un sueldo económico que ayudaría a que estos
jóvenes se insertaran a las escuelas y se olvidaran del trabajo que en muchas
de las ocasiones coarta su juventud pues no la viven ni la disfrutan porque
adquieren responsabilidades a su corta edad que no les compete.
Por tanto, es importante que el gobierno tome cartas en el asunto gestionando apoyos para todos aquellos jóvenes que trabajan y desean estudiar ya que se les tiene olvidados en un mundo que no miramos y que a consecuencia solo se genera más delincuencia, inseguridad, problemas relacionados con la salud, etc., los cuales impiden el desarrollo y crecimiento del país pues no se debe olvidar que el éxito del futuro son los jóvenes del presente.
Por tanto, es importante que el gobierno tome cartas en el asunto gestionando apoyos para todos aquellos jóvenes que trabajan y desean estudiar ya que se les tiene olvidados en un mundo que no miramos y que a consecuencia solo se genera más delincuencia, inseguridad, problemas relacionados con la salud, etc., los cuales impiden el desarrollo y crecimiento del país pues no se debe olvidar que el éxito del futuro son los jóvenes del presente.
Todo indica que la lucha por el éxito
económico impulsa el esfuerzo de los jóvenes cuando vislumbran un mundo en el
que el bienestar garantizará su existencia. Los jóvenes de éxito se
obligan así en sus estudios para sacar ventajas que imaginan serán la base de
su futuro. No se dan cuenta, sin embargo, que la vida para ser plena debe
abordar conocimientos epistemológicos que brinden la capacidad de elegir
para poder cambiar y así crecer.
Uno de los secretos para abordar el cambio es
aprovechar las posibilidades que se ofrecen para emprender viajes de estudio
por el mundo. Nada mejor que conocer otras gentes, otros medios, otras
juventudes para asumir que existen otras formas de vida y hasta otras
culturas.
El sólo hecho de tomar conciencia de algo tan
desgraciadamente real despertaría, hasta en el más distraído de la realidad,
más de un interrogante. Uno de los secretos para cambiar las actuales
circunstancias de estancamiento educativo de nuestros jóvenes es impulsar una
educación que termine con los contenidos como factor esencial del aprendizaje y
promueva actitudes fomentando la imaginación y la investigación.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Gutiérrez, Alma Beatriz
(2007).Cultura
escolar y subjetividad: a propósito de
los jóvenes en nuestro
país. Joven es, Revista de Estudios
sobre Juventud.
Instituto Mexicano de la Juventud Número 27, enero-junio
de
2007, consultado el
día 25 de septiembre de 2013,
en: http://galileo.cecytenl.edu.mx/pluginfile.php/893/mod_resource/content/1/Cultura%20escolar%20y%20subjetividad.pdf
Racovschik, Gustavo
(2006). La Juventud que no miramos. Los jóvenes excluidos en el
siglo XXI. Estudiante de la Lic. En Ciencias de la Educación, Universidad
Nacional de Lujan. Consultado el día 25 de septiembre de 2013, en: http://galileo.cecytenl.edu.mx/pluginfile.php/894/mod_resource/content/1/La%20Juventud%20que%20no%20miramos.pdf
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